Siendo niños, allá por los primeros 60, apareció, en la entonces joven TVE, una serie que nos marco: Rin Tin Tin.
Sus aventuras eran infantiles, sencillas, en blanco y negro y vistas hoy nos parecen muy naif pero en aquel momento eran absolutamente fascinantes. Un niño en la Caballería, no se podía pedir más.
Sabedor, mi gran amigo Karlos, de mi debilidad por el tema y sus personajes, ha tenido la infinita gentileza de crear y regalarme estas figuras, pintadas con mano maestra, de Rinty y su caseta que adornarán desde ahora nuestro Fort Apache.
Mil gracias Karlos, es un privilegio contar tu amistad y con tu ayuda en estas labores y disfrutar de vuestra compañía.
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