Y de nuevo es 5 de enero. Mañana vienen los Reyes Magos, otro año ha pasado.
Ha sido un año difícil, ha vuelto esta especie de normalidad amenazada por el maldito virus, han comenzado muy graves sufrimientos para muchos pueblos y gentes de allende nuestras fronteras y para compatriotas nuestros. Fruto de una gestión, al menos, dudosa y torpe, una parte de nuestros hermanos encara con severas dificultades este duro invierno y con dudas su futuro. Hacemos sincera rogativa a Sus Majestades para que en sus mágicas alforjas traigan toda la Paz, la Alegría y la Concordia que tanto necesitamos para que el pueblo español, como tantas otras veces, reaccione y mantenga esa firmeza de carácter ante la adversidad que le ha caracterizado a lo largo de la Historia y que le ha permitido afrontar con una enorme gallardía los avatares que la Fortuna le ha deparado.
Esta noche limpiaremos los zapatos, los dejaremos en la ventana que quedara entreabierta, prepararemos un cordial y unas galletas para que Melchor, Gaspar y Baltasar puedan reponer fuerzas en su larga noche visitando las casas de todos los niños del mundo y nos acostaremos pronto para soñar con ese regalo tan deseado o simplemente para recordar la magia de la niñez. Y con un poquito de suerte, mañana al levantarnos encontraremos el objeto tan deseado y que con tanta ilusión habíamos pedido a Sus Majestades.
Ese, amigo lector es nuestro deseo desde lo más profundo de nuestro corazón: que todo sea siempre; como desees.
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