Hace ya muchos años, a finales de los años 80 y a porta gayola, montamos en nuestra ciudad una tienda de modelismo y distribuidora de juguetes llamada Bilbokit.
Fueron unos años llenos de desafíos y retos y de todos ellos aprendimos cosas y lo más importante, hicimos extraordinarios amigos.
Entre los productos que vendíamos con auténtica ilusión estaban los soldados de plomo y dentro de estos siempre han estado entre nuestros favoritos los cruzados.
Está preciosa serie de templarios, dando gracias a Dios justo después de terrible batalla, pintados por nuestro amigo Alfonso y primorosamente montados por nuestro amigo Juan Carlos, son un precioso recuerdo de aquella época que guardamos como un tesoro.
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