Hemos hablado aquí con cierta frecuencia de los daños a nuestras figuras. Roturas, faltas, daños de todo tipo que pueden arruinar alguna pequeña joya de nuestras colecciones.
Las reparaciones que intentamos hacer se ayudan de herramientas con cierta especialización y detalle que les permita intervenir de forma, digamos, quirúrgica para intentar restañar los daños sufridos.
Hace ya un año alcancé la jubilación y el retiro y gracias a contar con excelentes amigos que conocen mi afición, recibí a los postres de una magnífica comida, este soberbio regalo lleno de herramientas de precisión para ayudarme en las reparaciones. Son piezas de extraordinaria calidad que recomiendo a cualquier aficionado, incluyendo por supuesto el “destornillador de oro” que conservo yo por delegación de mi buen amigo Juan Pablo.
Yo lo ignoraba y el momento de la entrega fue muy emocionante y con alguna lágrima al poder comprobar con auténtica emoción la cordialidad y el afecto que aquellos amigos me dispensaban después de varios años surcando juntos las aguas de la aventura marítima.
Fue un cierre de ejercicio profesional que difícilmente puede ser superado ya que contar con el aprecio y amistad de aquellos para los que trabajas es, sin duda, la mejor recompensa.
Muchas gracias Mikel, Iker y Sonia, ha sido un privilegio y un honor servir en este empeño a vuestro lado y capear los temporales y encalmadas que las diferentes situaciones nos ponían frente a la proa.