Parte de la serie de 30 piezas ya citada, este abanderado en uniforme de rayadillo, el usado en Ultramar.
Quiere representar a los hombres que en un destino lejano- el más lejano de aquella época- defendieron el Honor y la Dignidad de España mas allá de cualquier consideración y en exclusivo cumplimiento de su Deber.
La historia es conocida. Desde el 1 de julio de 1898 y hasta el 2 de junio de 1899, esto es, durante 337 días 58 hombres se enfrentaron y defendieron la Iglesia del pueblo filipino de Baler del ataque constante de casi 1.000 insurrectos fuertemente armados y que incluso disponían de artillería.
Estaban al mando el capitán D. Enrique de las Morenas Fossi y los segundos tenientes D.Juan Alonso Zayas y D.Saturnino Martín Cerezo con la imprescindible ayuda del teniente médico D. Rogelio Vigil de Quiñones.
Caídos en acción el capitán Las Morenas y el segundo teniente Alonso Zayas , queda al mando el segundo teniente Martín Cerezo, quien, con absoluta gallardía lo mantuvo hasta el final, cuando ya confirmada la retirada de España del archipiélago, aceptó entregar la plaza saliendo al frente de sus hombres con sus armas y bajo Honores Militares camino de la repatriación.
Los 50 soldados y clases del Batallón Expedicionario de Cazadores numero 2, sus 3 oficiales, 3 sacerdotes y 2 sanitarios fueron capaces de aguantar casi un año en una pequeña iglesia de ultramar, casi sin comida, escasos de municiones y medicinas; el sitio, el constante asalto y combate de un enemigo exaltado y abrumadoramente superior en numero. Sufrieron 17 bajas en acción, casi un 30% de la fuerza, mientras causaron al enemigo mas de 600.
Si estos hombres, compatriotas nuestros, fueron capaces de aguantar semejante prueba de valor y determinación sin mas objetivo que el digno cumplimiento del Deber y la defensa del Honor de España, a riesgo cierto de sus vidas; nosotros seremos capaces de aguantar con absoluta dignidad y fortaleza los cómodos rigores que el actual Estado de Alarma nos impone.
En nuestros domicilios, con infinitas comodidades, completo suministro y durante un tiempo notablemente mas corto, la prueba se antoja casi unas vacaciones en comparación con lo arriba descrito.
Estoy seguro de ello y además, si por un giro negro del azar, fuéramos llamados a prueba de superior entidad, nos encontrará- tan cierto como hay Dios- con la mirada serena, el rostro impasible y el alma tranquila de quien ha sabido cumplir con su deber lo mejor posible.
Así lo hicieron los gallardos defensores del sitio de Baler, los Últimos de Filipinas, Héroes de España.