La firma Agustín Teixido es uno de los grandes menos conocidos del panorama del soldado de plástico español. Sin embargo sus aportaciones al sector son de gran importancia y calidad y pese a que por la debilidad del mercado, ya no fabrica soldados, sigue en activo y es, por tanto, lógico suponer que conserva el tesoro de sus moldes.
Entre sus piezas de mayor calidad, su soberbia serie de Plazas de Toros en las que se presentaban todas las suertes del toreo, con la gran ventaja de que tenían los brazos móviles de modo que las piezas podían alterar, en cierta medida, su pose y recrear mejor el juego.
Otras casas españolas como Reamsa, Pech, Jecsan o Comansi produjeron también figuras de la Fiesta Nacional pero la presentación en caja de Teixido era especialmente brillante.
Se exhibían en las tiendas como lo veis en las fotos y resultaban especialmente atractivas.
Estas eran las cajas que, siendo yo niño y en un famoso comercio de mi ciudad- Juguetería Zabálburu- llamaron poderosamente mi atención y lógicamente solicité de inmediato.
Estaban conmigo mi abuelo Agustín y mi madre y lamentablemente, mi madre se impuso evitando que mi abuelo corrompiera mi tierna alma infantil- tendría yo 5 años- con juguetes de lujo que no necesitaba. Cosas de las madres y su infatigable vigilia por la buena educación y la morigeración de costumbres de sus hijos.
Gracias abuelo, nunca tuve oportunidad de decirte lo que te quería y lo bien que lo pasaba jugando contigo. Te he echado mucho de menos.
Han pasado casi 60 años y por fin he conseguido la Plaza de Toros que había quedado pendiente en el tiempo. Otras oportunidades se han presentado a lo largo de los años pero ha sido, finalmente, esta la elegida.
Creo que era Paulo Coelho el que decía que: "La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante". En este caso lo ha sido.